LA INTEGRACIÓN EN EUROPA
Firmado, el 12 de junio de 1985, el tratado de adhesión a la CEE, la integración
se produjo de manera efectiva el 1 de enero del año siguiente. Al fin se iniciaba
el proceso de homologación de las instituciones, de las estructuras productivas
y de las reglas de gestión económica de los países de nuestro entorno
occidental.
La ruptura del aislamiento supuso la apertura de la economía y el abandono del
proteccionismo. España disponía de un periodo transitorio de siete años para
desmantelar gradualmente sus barreras arancelarias y adoptar la Tarifa Exterior
Común. Para Fuentes Quintana, en 1985 finalizaba una larga etapa abierta en
1890, denominada el modelo castizo, caracterizado por el cierre del mercado
interior mediante la protección y su muy lenta apertura. La nueva fase abierta
debía basarse en plena apertura hacia el exterior, estabilidad económica,
liberalización e implantación de la competencia y modernización del sector
público.
La integración española se produjo en el momento en el que tenía lugar, a partir
de la firma, en 1986, del Acta Única, la transformación de la CEE de simple
unión aduanera en mercado único, cuya construcción se desarrolló entre el 1 de
enero de 1987 y el 31 de diciembre de 1993, los mismos siete años en los que
España debió adaptar su economía a la competencia. Mercancías, personas y
capitales podían circular libremente, con algunas limitaciones, por el interior de
la Europa comunitaria.
Los efectos de la integración en Europa han sido muy positivos para la
economía española. El proceso de apertura al exterior, siempre beneficioso (el
consumidor puede acceder a productos mejores y más baratos), mejoró la renta
real. La competencia externa eliminó a los menos eficientes y disciplinó a todos,
que dirigieron sus esfuerzos hacia las actividades en las que existían ventajas
comparativas. Para Myro la integración ha culminado el proceso de apertura al
exterior iniciado en 1959. El grado de apertura ha alcanzado niveles semejantes
a los de los grandes países comunitarios (30%)
Sánchez Marroyo, F. La España del s. XX. Economía, demografía y sociedad. Edit. Istmo. Madrid, 2003, pp. 535-536
-Este texto es un fragmento del libro “La España del siglo XX. Economía, demografía y sociedad”, fechado en el año 2003, aunque hace referencia a una etapa anterior, la de los últimos decenios del siglo XX (años 80 y 90) en los que se produjo el ingreso de España en la CEE, llamada más tarde Unión Europea.
-El autor de este documento es Fernando Sánchez Marroyo, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura y está destinado específicamente a toda persona interesada en la historia de España del siglo XX (historiadores, políticos, estudiantes, etc.)
-El carácter de este texto es de naturaleza histórico-económico. Los temas que aborda este documento cabe encuadrarlos en la etapa democrática de España, en concreto, la de los años 80 y 90 del siglo XX, aunque con referencias a etapas anteriores. Durante aquellos años España, por fin, consiguió integrarse en la Comunidad Económica Europea (CEE). La CEE fue creada en 1957 con la finalidad de configurar un espacio económico común europeo. Sus primeros integrantes fueron el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), la República federal Alemana, Francia e Italia. Recordemos que la petición de España de entrada en la CEE se produjo en los años 60, en concreto en 1962, en plena dictadura de Franco (1939-1975) pero fue rechazada dado el carácter totalitario del régimen franquista. En 1970 se firmó entre la CEE y España un Acuerdo Preferencial, por el cual se intercambiaban ventajas comerciales. Establecida la democracia, y después de celebradas las primeras elecciones generales en nuestro país, se iniciaron conversaciones para la integración plena, que transcurrieron durante 1977-1985. Finalmente, se produjo el ingreso el 1 de enero de 1986, durante el gobierno socialista presidido por Felipe González. Años después, durante la etapa del gobierno popular, dirigido por Jose María Aznar (años 1996-2000), España consiguió alcanzar los criterios de convergencia de Maastricht (baja inflación, bajo déficit y deuda pública) y así pudimos optar a la Unión Monetaria.
-Este documento nos da las claves para analizar la incorporación de España a la CEE y los efectos positivos de la liberalización económica española.
-Sánchez Marroyo comienza el texto aludiendo al proceso de ingreso de España en la CEE, efectivo a partir de enero de 1986. Para ello había sido imprescindible que España abandonara su férreo proteccionismo. El autor de este texto coincide con el gran economista Fuentes Quintana en definir como “modelo castizo” a ese proteccionismo a ultranza imperante en España desde 1890. Era necesario, continúa señalando Sánchez Marroyo, que nuestra economía se liberalizara, modernizándose y abriéndose al exterior. Sabemos que la liberalización se fue produciendo ya desde los años 60, gracias en parte a la labor desarrollada por los tecnócratas con sus Planes de Desarrollo. Se dejó atrás el aislamiento, la autarquía y el autoabastecimiento. La sociedad española se transformó en una sociedad de consumo y España se convirtió en la décima potencia industrial del mundo. Nuestro país firmó acuerdos con el Vaticano y con Estados Unidos. Los Estados Unidos nos ayudaronn económicamente y a cambio establecieron varias bases militares en España (Torrejón, Zaragoza, Morón, etc.)
-A continuación, Sánchez Marroyo resalta que la CEE se transformó, gracias a la denominada Acta Única, en un mercado único, lo cual permitió que tanto mercancías como personas y capitales pudieran circular prácticamente sin restricciones por la Europa comunitaria.
-Finalmente, acaba este texto haciendo hincapié en los aspectos positivos que ha tenido para nuestro país la incorporación a la CEE: el consumidor puede acceder a productos mejores, más variados y más baratos, con mayor competencia. También el autor valora positivamente la liberalización de nuestra economía. Para el profesor Myro supuso la culminación del proceso de apertura al exterior que se fraguó en 1959. Nuestra apertura ha sido similar a la de otros países de la Europa comunitaria.
-En efecto, la incorporación de España a la CEE, hoy Unión Europea ha sido positiva en líneas generales. En sus inicios tuvimos que sortear muchas dificultades, fundamentalmente por la postura francesa (Giscard) que consideraba la agricultura española como una fuerte competencia para su producción. Afortunadamente, a raíz del Tratado de Fontainebleau de junio de 1984, los franceses dieron su brazo a torcer, aceptando que España y Portugal se integran en la CEE. Por otro lado, nuestro país ha recibido de la Unión Europea numerosos fondos de cohesión y ayuda que han permitido dotar a las regiones más desfavorecidas de numerosos proyectos de desarrollo.
-Por último, la integración en Europa, apoyada prácticamente y sin fisuras por todas las fuerzas políticas españolas, también supuso el fortalecimiento y reconocimiento internacional para la joven democracia española, que sin traumas, supuso un hito histórico mundial por lo singular de nuestra transición política, pasando de un régimen totalitario a un sistema de libertades, integrando a España, de forma que entendemos definitiva, con los países más avanzados de su entorno.
-En conclusión, este documento subraya los aspectos positivos que tuvo la incorporación de España a la Europa comunitaria, dejando de lado una política proteccionista y cerrada al exterior. La incorporación a la OTAN en 1982 propiciaría además, que España se incorporara al bloque económico, político y militar más poderoso del planeta: el occidental.
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