Zapatero rehabilita a Negrín en el PSOE
Expulsado del partido a finales de 1945 como traidor entregado al PCE y a la Unión Soviética
El 37 congreso federal del PSOE, celebrado el 4, 5 y 6 de julio de 2008 en Madrid, ha rehabilitado a Juan Negrín. Negrín (Las Palmas, 1892-París, 1956) fue expulsado del Partido Socialista en 1946 bajo la acusación de haberse sometido a los comunistas.
La suspensión como militantes de Negrín y Álvarez del Vayo ya las había declarado en marzo de 1939 la Agrupación Socialista Madrileña gracias a la insurreció del coronel Casado.
Fueron expulsados mediante una nota publicada en El Socialista el 23 de abril de 1946, poco antes de la celebración de un congreso en el exilio, el congreso de Toulouse de mayo de 1946. Además de a Juan Negrín afectó a Julio Álvarez del Vayo; Ramón Lamoneda; Ramón González Peña; Jerónimo Bujeda; Juan Simeón Vidarte; Matilde de la Torre; Gabriel Morón; Amaro del Rosal; Ángel Galarza, Max Aub...
Los 36 expulsados en el congreso de Toulouse (mayo de 1946) fueron acusados de criptocomunistas, de caballos de Troya de Rusia
En junio de 1937, la renovación de cargos en la comisión ejecutiva del PSOE enfrenta a Peña y a Largo Caballero. El asturiano obtiene 12.088 votos, y Caballero, 10.624. Peña se hace con la presidencia y será también secretario de UGT cuando «Largo es expulsado del sindicato por no dar apoyo al Gobierno de Negrín, que en mayo 1937 sustituía a aquél como presidente del Gobierno», dice Moradiellos, que añade que «en ese momento, los prietistas se han vuelto negrinistas: Vidarte, Zugazagoitia, Lamoneda, González Peña...».
GABRIEL SANZ. MADRID. 22.06.2008
El PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero rehabilita dentro del partido la figura del que fue el último presidente del Consejo de Ministros de la II República, Juan Negrín (1892-1956). Negrín fue expulsado a finales de 1945 por considerarle un traidor «entregado» al PCE y a la Unión Soviética de Stalin. Fue depurado por la dirección del PSOE en el exilio, que nunca le perdonó lo que consideró una política de resistencia sin sentido, Negrín es el gran olvidado del socialismo posterior a la Guerra Civil. Un alto cargo del partido reconocía de forma gráfica sobre la decisión de rehabilitarle que «esto no sería posible si todavía viviera Ramón Rubial», el histórico presidente del PSOE, contemporáneo de Indalecio Prieto y de Rodolfo Llopis, artífices de la expulsión.
El olvidado de la democracia
Llegada la democracia se abatió sobre su figura un tupido manto de silencio propiciado por un PSOE poco interesado en recordar sus enfrentamientos pasados. Hasta que hace dos años, en el cincuentenario de su muerte, empezó a salir del olvido. Ahora, coincidiendo con el XXXVII Congreso, se quiere rehabilitar su figura. Y se pretende hacerlo sin levantar ampollas entre los pocos veteranos de guerra que pueden quedar en el PSOE, para los cuales es un tema tabú. El propio secretario de Organización, José Blanco, hablará con ellos personalmente para explicarles que la decisión no tiene que ver con los hechos que se vivieron en aquella España sino con la evidencia de que la reconciliación debe empezar en casa. Nacido en Canarias en el seno de una familia acomodada, Juan Negrín marchó a estudiar a Alemania, donde se tituló en Medicina con veinte años. Poco después, ya casado con María Fidelman Brodski (una rusa de familia judía) y establecido de nuevo en España, se ocupó de la organización de un laboratorio en la Universidad Central de Madrid, la actual Complutense. Su primer contacto con la política activa llega en 1929, cuando se afilia al PSOE. Fue elegido diputado en las Cortes constituyentes de la II República en 1931, y reelegido en 1933 y en las elecciones del Frente Popular, en 1936. Cuando el presidente de la República, Manuel Azaña, nombra a Francisco Largo Caballero presidente del Consejo de Ministros, el 4 de septiembre de 1936, ya en plena guerra, éste encomienda a Negrín el Ministerio de Hacienda. Fue él quien tomó la decisión de enviar a la Unión Soviética las reservas de oro del Banco de España (cuatrocientas sesenta toneladas equivalentes, aproximadamente, a unos cinco mil millones de euros de hoy). Tras los enfrentamientos a tiros en Barcelona en mayo de 1937 de la CNT y el POUM, que pretendían hacer la revolución en la zona republicana, con las tropas de la Generalitat y los milicianos del PCE, que priorizaban el combate contra las tropas de Franco, los socialistas de Prieto, los republicanos de Azaña y el PCE fuerzan la salida de Largo Caballero, y Negrín es nombrado el día 17 de ese mes de mayo de 1937 presidente del Consejo de Ministros. La victoria se presentaba ya entonces muy difícil para el bando republicano, pero se trazó como misión cohesionar el Frente Popular y la retaguardia y articular un programa de acción que agrupase a las dispersas y enemistadas fuerzas republicanas.
Punto de inflexión
Juan Negrín nombra a Prieto ministro de la Guerra, pero éste dimite en 1938, disconforme con la política del Gobierno. Todo el PSOE, el del ala más moderada de Julián Besteiro, los partidarios de Prieto y el ala izquierda de Largo Caballero, que hasta entonces apoyaba como uno solo a Negrín, empezó a oponérsele porque veía que su status de principal partido de las izquierdas del Frente Popular se debilitaba en el gobierno a favor del PCE. Después de la caída de Cataluña, Negrín pasó a Francia el 8 de febrero de 1939, volvió a España aquel mismo día, con la intención de proseguir la resistencia en la zona centrosur. El 5 de marzo de 1939, el coronel Casado, apoyado por gran parte del PSOE, la CNT, Izquierda Republicana y Unión Republicana se sublevó contra el intento de Negrín de seguir oponiendo resistencia a Franco sin sentido. Viéndose derrotado internamente, Negrín regresó a Francia al día siguiente, 6 de marzo. Ya no volvió. Siete años después, la edición de «El Socialista» fechada el 23 de abril de 1946, da cuenta de su expulsión del PSOE, que ahora Zapatero quiere revocar. Junto a Negrín, otros trece diputados socialistas a Cortes, como Julio Álvarez del Vayo (ministro de Estado con Negrín y quien realmente llevó la peor parte en las acusaciones de criptocomunista), González Peña o Ramón Lamoneda, son expulsados. La decisión se fraguó a finales de 1945 en una Ejecutiva en el exilio dominada por Prieto y Llopis. Pero, como dijera para defenderse el propio Álvarez del Vayo muchos años después, «la «influencia soviética» en España fue resultado, en gran parte, del hecho de que, mientras todo el mundo se empeñaba en negarnos el derecho legal de adquirir armas para nuestra defensa, Rusia nos restableció en ese derecho (...) Si los Gobiernos francés, inglés y americano hubiesen querido realmente contrarrestar la «influencia soviética», no tenían más que haber hecho otro tanto».
Ana, Soy Alicia de 2ºB
ResponderEliminarMi profesor de particulares no podrá venir mañana a la hora del recreo por lo que ya concretaremos otra reunión. Espero que lo leas antes de mañana.
Hola Alicia, no te preocupes. Puede venir cualquier miércoles en mi horario de tutoría -de 10.15 a 11.10. Me puede buscar en la sala de profesores, no hace fala que me avises.
ResponderEliminarSaludos,